martes, 27 de diciembre de 2011

Ojos Marrones...Y cuando todo se acabe, y se hagan polvo las alas…




Esa canción de Pedro Guerra se grabó de música de fondo… tanta confusión y tan de golpe.
Mi amiga, mi iniciadora en el cine local lo señaló como ha señalado muchos de mis caminos… Fue así que lo vi por primera vez.
Lo conocí en Noviembre como buen cáncer  en mi vida y por la misma razón me inquietó con su energía… -Periodista- Bastó saber su ocupación  para voltear otra vez la mirada… y luego saber todo lo demás. “Periodista, cuentacuentos, malabarista, sociólogo y trovador” tantas pasiones y en una sola persona.  Lo de malabarista lo supe después de la primera charla breve. Todo transcurrió en un rodaje. Cosas del destino.
Entre todos y de pronto él. El que casi  no hablaba con nadie, me subí a su auto sin buscar nada, sólo mi equipo de arte; Dos amigos, una maleta, metros y metros de un tendedero onírico, idea del director. Supe su nombre y su ocupación para hacer platica  y luego de la cajuela sacó unas clavas…
Fue en ese mismo viaje (creo que una producción es un viaje aunque uno no tenga que cambiarse de sitio) que le tocó llevarme por unas lámparas a un cafecito del centro de Puebla… era Sábado y para no variar las calles estrechas estaban llenas de autos que avanzaban más que lento… Ante eso, platicar con el nuevo conocido... Y así lo supe,  también es escritor y de la novela de su propia vida en el sentido más literal de la frase.
“Yo también escribo”. Cuenta la leyenda y los amigos en común, que esa frase que salió de mi boca fue el mantra mágico para atraer la atención del periodista. Ese día le confesé que ese café donde toca me parecía el lugar más aburrido de la tierra sólo con verlo de lejos… que la trova me daba sueño hasta que mi papá puso un café y le  tomé cariño por los buenos recuerdos.
Al siguiente día, fuimos por vino,  así fue que platiqué con él… Ojos marrones y grandes, cabello rizado y castaño, compartimos una cerveza y hablamos… y si, como siempre con él, el tiempo se pasó volando así que me fui.
28 años, me llevaba 7 … y yo creyendo increíble tanta afinidad con ese nuevo escritor…  Y después de ese día varias invitaciones que no pude aceptar por falta de tiempo, pero por fin un día lo vi… Yo insistí en una amistad increíble donde la charla se extendía mientas las horas se agotan a prisa… falté a una clase por el gusto de ese primer café y así se nos hizo costumbre hablar y hablar tras un café, compartir textos y compartir pedazos de nuestras vidas en esos escritos, horas de conversación por chat.

Compartimos gustos musicales, gustos en la comida, en los escritos y en las películas… Nos contamos nuestra vida poco a poco como si nos conociéramos de siglos atrás… Me llevó a su lugar favorito donde pensar y fumar un cigarro… Conocí a la “Princesa de Largos Cabellos” después de contarle una historia de esas que se vuelven a vivir con todas sus sensaciones al narrarse y hacen reír y llorar como toda historia completa.

Y entre tanto café y tantas letras, nuestros labios se encontraron un sábado de Enero,  por la tarde… una sensación de mareo invadió mi cuerpo y el suyo, sentir tanto y tan de prisa me causo un caos enorme… Y también se me metió una duda en medio de la cabeza, así también empecé a darme cuenta que quizá había dejado un capitulo abierto en mi vida… Y yo no quería voltear ni tantito la mirada…
Nos hicimos novios compañeros de café oficiales en un Café Plaza, era tarde y él llevaba el cabello recogido en una coleta, y las mejillas rojas del sol de la tarde después de cubrir algo así como un plantón. Rápido me acostumbré al olor de su vida, una mezcla del día y de esos sitios que recorría… al aroma de su casa y el mate, a los recuerdos sembrados en todos los rincones de esa casa sepia como sus ojos.
Me acomodé a sus brazos, a su piel y a sus manos… Después de que ni de broma me veía con él.  Me acostumbré a su trova de los viernes por la tarde, a la profundidad de su voz y su sonrisa mientras cantaba… “Un Vestido y Amor” esa canción que es de mis favoritas tuvo el detalle de volverla la música con la que a veces lo recuerdo.  
Consiguió un jeep para que yo lo manejara… Agregó canciones increíbles al soundtrack de mi vida… me dejó a Drexler y a Guerra y Quien Fuera de Silvio, entre otras cosas…
Y al final terminamos, y si, fue un final de esos que duelen y yo no quería soltarlo y él no quería soltarme, pero yo sabía que era hora, él tomó la decisión y cuando se arrepintió, yo la reafirmé. Mi cabeza era una gran telaraña con forma de duda, mis recuerdos y los suyos chocaban entre sí, y mi carácter combinado con el suyo hicieron de todo un gran lio… y lloré muchísimo por no saber mi sito en la vida… y lloró no sé por qué. Ya de amigos, me dejó estar con él tras la muerte de un mejor amigo… y no todos tienen la fortuna de conocer seres tan humanos, que sienten tanto.
Yo lo quiero como un hombre de esos que hay pocos y que se sabe fácil que valen la pena, porque además es un ser humano maravilloso que no fue sacerdote porque se decepcionó de la religión a tiempo... por enamorado y de una mujer.  Porque además es de esos que piensan que “El espíritu de un guerrero no se mueve por dinero” porque  es un tipo de convicciones, porque después de este reciente golpe, aun tiene la sonrisa optimista.
Al final sé de él que es de esos que entregan todo… y que dice “Vale la pena darse en la madre” a pesar de que algunas veces no le ha ido muy bien.
Y aunque sólo somos amigos, puede sentarse a platicar conmigo horas, otra vez, a pesar de que le diga que vivo en el limbo y que él diga que yo no le hago caso.
Y estar con él fue un aprender constante, una evolución en mi vida, una forma nueva de compartir. Uno de los mejores y más increíbles capítulos de mi vida.

  Y Ahora que te escucho y sé que no estás tan bien como pretendes… casi no sé qué decirte… Sólo que sepas que te quiero, y que puedes contar conmigo como yo he contado contigo aun cuando menos lo espero… Y que esta mala pasada pase pronto… porque como tú dices al final siempre llega la luz y tú a pesar de todo, siempre vas a tener los Ojos Marrones  más lindos del mundo.
Recuerda “El Cable a Tierra”.

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