sábado, 27 de noviembre de 2010

Tú... (Que sabes que estoy hablando de ti)


Su sonrisa contrasta con su mirada es como si cada vez que sonriera se le asomara un poco de inocencia… es tierno, o fue tierno aunque haya quien no lo crea. Seguro que a veces, muy pocas veces también su mirada contrasta con su voz gruesa.

Julio estaba a punto de llegar a su fin. Era el cumpleaños de uno de mis amigos, quizá el destino, si es que eso existe nos puso allí en el mismo lugar; ni la decidía, ni el sueño, ni la lluvia, ni el frio, ni el pantalón que se me caía me hicieron quedarme en mi casa o ir a cenar con mis papás como en cualquier otro sábado. Aunque mis ganas de ir tampoco eran sobresalientes. Solo sé que tenía que estar ahí. 

Un amigo (johny) que hace tiempo no veía llegó a la reunión con sus amigos, eran 4 aparte de él. De inmediato reconocí a uno de ellos, hacía meses me había agregado al Facebook y no sabía que precisamente compartíamos esa amistad.

Lo reconocí por sus fotos y él a mí… Me pase el tiempo con unos amigos y esa noche fue todo, nos despedimos con un beso en la mejilla mientras me hacía notar con una sonrisa que sabía quién era yo. Nunca pensé, por lo menos en ese momento, que ese chico con pinta de rocker y partemadres se interesará en mí. En mi que había compartido aula con uno de sus mejores amigos, que era la “tierna”, la pequeña del salón, la bien portada ja! , a simple vista y en resumen lo opuesto a él. 

Las conversaciones por chat empezaron a surgir esporádicas y la verdad me sorprendía bastante su forma de ser y ciertos aspectos de él, su gusto por la música cristina, su supuesto desinterés por casi todas las mujeres, (sin que se preste a malas interpretaciones, en el buen sentido de la frase) me refiero a que a veces no las toma en serio y lo acepta, sin embargo nunca me sentí una de ellas … Johny, el amigo que compartimos hasta ahora me invitó a una fiesta, insistió en que fuera por que sus amigos, habían preguntado por mí. Fui un poco por curiosidad y otro poco por ver al chico del Facebook… he de confesar. Ese día lo vi, se portó amable como siempre, atento… y después desapareció con una mujer de minifalda. 

Pasaron como tres meses y continuaron las conversaciones de respuestas monosilábicas y de no más de 5 líneas, no me importaba en realidad. 

En Octubre, con un concurso de bandas de rock empezó todo… por una conocida en común supo que me gustaba la fotografía. Dada la situación me invitó al concurso y me dijo que le encantaría tener un par de fotos de su grupo tomadas por mí. No me molesto la idea y fui con un par de amigos de la universidad que además por obvias razones son amigos de Johny.

El concurso lo ganaron ellos, así que lo que siguió fue ir a la casa de uno de los chicos. Primo de él. Qué además vivían en el mismo lugar. Una casa que no me imaginé que llegará a gustarme tanto en tan poco tiempo; por el papel tapiz, por el refrigerador cincuentero, por los álbumes familiares, por el material fotográfico de su mamá… en fin. 

Al principio, ese día en especial apenas podía mantenerle la mirada, me hacia un manojo de nervios, sin tener ni media respuesta, ni un atisbo de frase para iniciar una conversación, ni para que estuviera a medio metro de mi, sin sentir que me hacia una nada.

Él en si es imponente… un tipo alto de piel blanca, barba y cabello negro que lo hace parecer de unos cinco años más a los que en realidad tiene, de espalda ancha y hombros altos, que me abrazaba a modo de saludo al tiempo que me sonrojaba y dejaba sin una palabra coherente. Amable y bien educado, “educado a la antigua”, de los que te abren la puerta y te cuidan. A veces me recordaba una película donde una mujer hace un hechizo para solo enamorarse de un hombre con un ojo verde y uno azul. Él insistía en hacerme notar como uno de sus ojos era de un café más claro que el otro.

Sus mensajes al celular después del día del concurso me robaron el pensamiento, los mensajes como otras cosas también contrastaban con lo que yo creía de él al principio y me agradaba.
Siguieron algunas salidas, una película que yo sola, por iniciativa propia jamás hubiera ido a ver, y un par de conciertos a los que él seguro en otra situación jamás hubiera asistido.

Así fue sucediendo poco a poco… el día de su cumpleaños tuve la idea de hacer algo que simplemente me nació, muy a pesar de la inconformidad de mi amiga, era simple hacerle un regalo, lo pude a ver hecho en cualquier otro momento a cualquier otra persona, pero ese día aunque no fue un regalo espectacular, nada fuera de lo común lo especial es que ese regalo lo disfruté sin duda más que él. Casi provocó quemaduras en mi amigo que detenía el pastel con las 23 velitas afuera de la casa de mi perdición. El mini pastel estaba a punto de convertirse en antorcha y mis amigos a punto de mandarme lejos con todo y mis cursilerías.

Las cosas entre los dos empezaron a ser mágicas, he de reconocer que conmigo y para mi, él no fue ordinario… Fueron varias las tardes que salimos y en las que las ganas de besarnos fueron grandes... y no pasó nada.

Las conversaciones por chat se alargaban hasta la madrugada e invariablemente despertaba pensándolo.

Hubo una semana en que no nos vimos, por decisión de él, pero yo no lo sabía, quiso ponerse una prueba para ver si me extrañaba. Aunque esa “prueba” no sirviera de nada, así es de voluble “el amor” o esta cosa muy parecida. Al cabo de la semana nos llamamos y dado que los dos saldríamos de antro acordamos vernos. Esa noche, ese instante de segundos en el que yo lo vi al llegar, lo tengo guardado en una imagen donde todo alrededor se cógela y gira. Pienso que los dos sentimos algo muy parecido y por eso un día después me pidió que fuera su novia, recargado en la barra de la cocina de mi casa… 

Creí tanto en él, que solo de recordarlo el corazón se me hace pequeño. Solo podría medio describirlo, basándome en un segundo… “Es sentir la seguridad más grande al verlo a los ojos” no sé por qué.

Un día de Febrero, me fui con él y su banda a un lugar donde parece que puedes alcanzar los volcanes con la mano, con música que terminó por gustarme y una sesión de fotos que valió la pena, ese día fue uno de esos en los que sientes que nada importa.
Hubo varias canciones, un par en especial que se clavaron en mi mente en esos días, en esos meses que apenas nos duraron nada. Hubo además una fecha trillada increíble tal vez a propósito, por mi culpa, una cena el 14 de Febrero, hay partes de ese día que prefiero omitir aunque al final todo haya valido la pena. 
 
Todo terminó un día de marzo como terminan todas las cosas en la vida, no hubo muchas explicaciones, tampoco es que las necesitara, solo quería algo definitivo que la verdad para mí en ese momento, lo que menos fue, fue definitivo. El terminó conmigo con ciertas dificultades, por un medio poco conveniente, pero en el preciso momento, justo cuando yo estaba a punto de “perder” o quizá “perdiendo”. (En realidad no siento haber perdido nada). Con un montón de dudas que quizá inventé para no ser drástica, para suavizarme a mi misma las cosas. 

Me hice de letras y letras de un par de cartas que no entregué y la incertidumbre que uno guarda más por consuelo que por incertidumbre…. Junto con algunos frasecillas que me dijo después de terminar… Varias veces intenté sacarle la declaración de un sentimiento definitivo que doliera o que diera consuelo, pero terminaba confesándome antes de sacarle algo.

Hace unos días iba en el coche, con unas amigas, ya de madrugada y lejos de mi casa, borracha de sueño, solo de sueño aunque no lo crean. Me despertó la música con él en la mente, sin detenerme a pensarlo le marqué y dejé que la canción terminará, cante, cantamos, mis amigas y yo como nunca (juro que no acostumbro a hace ese tipo de cosas), una canción que le dediqué. Seguro pensó que estaba borracha, que estoy loca, obsesionada, no importa, es lo de menos. Después de gritar, de berrear tanto sé que de ese asunto y de mi parte ya todo está dicho. 

A casi un año, antes de que cambie de opinión al respecto de todo. Todo sea por el buen recuerdo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Frida


Cuando iba a cumplir 15, hace casi 7, moría por tener un hurón, esos animalitos simpáticos y curiosos siempre me gustaron. Una amiga de mis papás tenía una hurona y casi de ahí vino mi gusto y mi deseo de tener uno. Una de mis tías me pregunto qué quería de regalo de cumpleaños y yo pedí un hurón, antes de mi fiesta, mucho antes, fuimos a la tienda de mascotas. Solo había una, era muy inquieta y no se dejaba agarrar, era pequeñita y de pelo claro con partes cafés oscuro. Me la lleve a mi casa, apenas te acercabas y daba un zarpazo como un  gato huraño, a los días se fue acostumbrando a mí y a mi hermano, más a él que a mí. Frida era inquietísima, me rompió perfumes, tazas, zapatos e hizo guarida en mi colchón,  (y esto no es metafórico)  rasco y rasco hasta que le hizo un hoyo tan profundo que se metía y no podía encontrarla. 

Mis papás me compraron un colchón nuevo y mandaron a hacer una base de cama alta, como de litera pero solo para una cama, para que Frida no hiciera un hoyo al nuevo colchón. 

Mi cuarto dejó de ser mi cuarto, Frida seguía acarreando cosas de un lugar a otro, y también a veces sin querer se le caían mis alhajeros o el reloj de arriba de la tele. El lugar era su territorio.

Entonces mi papá decidió poner un cancel en el hueco que se hace en la escalera, esa era la casa de Frida era grande y yo la extrañaba al principio, entonces bajaba a verla y andaba arrastrando algo, su traste del agua, o su cobija, o a veces dormía. (Los hurones son animalitos muy dormilones), me acostumbré a que estuviera ahí y me duele reconocer que  a veces me olvidé de ella.

A Frida la dejé de sacar a pasear un día que volvíamos a la casa y notamos (mi hermano y yo) que le costaba respirar y estornudaba, nunca se había enfermado, por suerte en el fraccionamiento había un veterinario especialista en fauna exótica, papá de un amigo de la primaria, que nos atendió a pesar de la hora. Él le salvo la vida, con una inyección que le dolió mucho, me recomendó envolverla bien y poner agua caliente en botellas cerca de ella para que no se resfriara (más).
La segunda vez que se enfermó, fue cuando una conocida me encargo por varios días a un hurón llamado Hershie, él aun era bebé y creo que a Frida no le pareció buena idea tenerlo de compañero, era un hurón bastante obeso, se veía sano, pero Frida  se enfermó y bajo de peso, la llevamos a un veterinario y se recuperó cuando le suspendimos la medicina que nos mandó. (Por donde vivo no conocía otro veterinario confiable, y el papá de mi amigo se había mudado, nunca supe a donde).

Frida nunca fue como los demás hurones que yo veo a veces en la calle y están quietos, a veces en una bolsa de mano o caminando con una correa, creo que era claustrofóbica como yo, y estaba muy loca, brincaba en exceso, si la tocabas empezaba a brincar y hacer ese ruido como de patito de hule en cada brinco, si la ponía en una mochila, o una bolsa más tardaba en meterla que en lo que ya estaba afuera intentando alcanzar el piso, la correa simplemente no se la ponía porque empezaba a darse de vueltas para zafársela  y fui incapaz de obligarla.

Frida vio desfilar por la casa, cuatro perros de los que solo nos queda uno, dos iguanas una murió y la otra despareció misteriosamente, ya que por su tamaño no era una cosa que pasara desapercibida.  Schubert, el único perro que teníamos cuando ella llegó, la respetaba bastante, era un Airedele Terrier algo grande y bravo, pero a Frida apenas si la tocaba, ella lo mordía y se colgaba de su barba y él solo la tocaba con su pata como si se le hubiera parado una mosca. A Schubert  se lo robaron, yo estoy segura de quien fue, pero mi hermano por alguna marciana razón no quiso reclamarlo. Cuando llegó Fergie tiempo después, una perrita de un par de meses que parecía un panda bebé la correteaba, pero Frida se metía bajo algún mueble y no entonces ya no podía alcanzarla. Danna nuestra perrita actual (un pastor inglés) tiene la espantosa maña de molestar a los animales pequeños, yo creo que quiere jugar con ellos, pero sus patas enormes terminan por matarlos, siempre le advertimos que con Frida no jugara, que no la molestará que no le hiciera nada, un par de veces Frida se salió al patio por descuido y Danna solo la veía o la olía y si Frida corría hacia ella Danna huía como si Frida pudiera comérsela. 

Hace casi un año, le descubrí una gotita de sangre en el dorso, al final de su espalda, pensé que Browni, el cachorrito de mis primos, la había mordido mientras jugaban, pero no fue así con los días note una como bolita, y la lleve a otro veterinario, novato,  que le puso una pomada y unos líquidos, después de unos días la cosa desapareció y de un día para otro apareció y cada vez era más grande, fue así como todas las recomendaciones nos llevaron al mismo veterinario, que además está cerca de la casa. Él la operó y la dejo tan bien que realmente me sorprendió, Frida se recupero muy rápido y andaba  feliz, hasta hace unos días que llegué a mi casa en la noche. Me sorprendió ver su trastes de agua y de croquetas casi llenos, cuando supo que entré a su cuarto, salió de su caja de madera, como mareada, como cuando apenas despertaba después de la anestesia el día de su cirugía, le di un trozo de plátano que se comió y caso a fuerza unas gotas de agua con mis dedos, un amigo me dijo que la miel reanimaba a sus  perros y como no tenía miel le di un trocito de dulce que también se comió, de pronto volvió a salir corriendo y después la deje para que se metiera a dormir, era muy tarde para ir al veterinario. 

En la mañana busqué al veterinario y tardé como 5 horas para encontrarlo pero Frida estaba hecha un trapo. Había oído de hurones que entran en Shock y convulsionan, pero a Frida nunca en sus casi 7 años le había pasado. Así llegó al veterinario la llevaba en la mano, solo sentía su corazón y que respiraba pero ella no se movía, el veterinario la revisó y le puso tres inyecciones, me dijo que la mantuviera caliente con botellas de agua, como cuando se enfermo la primera vez, así hasta que saliera del schock le daría suero oral y unas proteínas para que se recuperara, en la noche le empecé a dar el suero con una jeringa parecía que todo estaba bien pase la noche al pendiente y en el día mi hermano se encargó de ella, está noche, hace unas horas me levante a calentar más agua, una hora antes le di un poco de alimento y se quejaba un poco, cuando comió se quedó tranquila o eso pensé, me dormí una hora, fui por el agua caliente, y cuando regresé la revisé, noté que no respiraba fuerte como lo había estado haciendo desde un día anterior, pero su corazón tampoco latía, no sé si yo tuve la culpa, dice mi hermano que se atragantó con la comida, o no sé si ella se quiso morir porque estaba sufriendo. Me tranquiliza un poquito que se murió junto a mí y no solita en su casa.   
Friducha te vamos a extrañar.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Virginia



Sus enormes ojos negros siempre manifestaban lo que quería decir… Eso fue hace unos cuatro años, aunque no sé con exactitud hace cuanto deje de verla. Virginia tenía diversas formas de interpretar las palabras, las dichas o silenciadas que se sabían gracias a comportamientos gestos o versos malintencionados. Su larga lista de pretendientes y algún que otro amor en huida, la convirtieron en mi mejor oído.
Ella es alta, comparada con el común denominador de las mujeres mexicanas, morena, cabello largo y negro…Hablaba mucho casi tanto como yo, puede que más o puede que menos, ella me contaba, yo le contaba e invariablemente emitía su opinión sin censura. Hay frases de ella que nunca se me olvidan:” ¿y ese bomboncito?”, “Vas a ver que si lo ves con otra le vas a preguntar y va a decir que es su amiga que estudia turismo”, “No esperes tanto que así perdí siete años de mi vida”, “Cuando tengas mi edad, vas a saber que es lo mejor”. No recuerdo con exactitud su edad pero ella  andaba cerca o tal vez  ya en las treinta vueltas al sol, aunque no los aparentaba para nada, hace como tres años.
Victoria no era precisamente bonita, era más bien atractiva, andaba siempre tan distraída que creo que hasta donde dejé de verla, no notó todas las miradas que arrancaba, siempre traía una gran sonrisa, no recuerdo haberla visto triste aunque si indignada, y enojada. Nunca le faltaban tipos en su negocio haciéndose los graciosos pretendiendo que caería, pero ella era siempre amable hasta para quitárselos de encima.
Ella había estudiado una carrera que no le gustaba, pero que estudió por las clásicas recomendaciones de estudiar algo que deje dinero, ejerció, pero no le gustó y decidió  ser independiente y de verdad lo era, se mandaba sola y era muy responsable, supongo que ahora es más. Vicky es de esas mujeres que se han ganado su libertad a pulso… se le notaba que era buena hermana con sus hermanos menores, aunque también exigente.
Justo ahora me viene a la mente, tal vez por esté proceso largo y cruzado que traigo con mi corazón, y con mi mente, y sin duda por la admiración que siempre le tuve y aun le tengo… Ella era, y espero que siga siendo de esas mujeres que saben estar con ellas mismas ,y se le notaba, que no tienen ni un gramo de preocupación por el  escándalo ajeno de quedar por siempre soltera, de esas personas que están ahí como por arte de magia con una frase perfecta, que te aparece como anillo al dedo. Nunca se nos hizo salir juntas de parranda, porque cuando por fin yo había cumplido 18, nunca nos pusimos de acuerdo y a los meses deje de verla… La recuerdo con un brasileño como de 1.80 de espalda anchísima, que bailaba salsa, moreno de gruesos brazos, negro, y al hablar de él se sonrojaba nerviosa como si lo tuviera enfrente, como si le estuviera bailando en ese momento, como  la noche anterior.
Ella me contaba lo de sus farras, mientras me preparaba un sándwich y yo escuchaba  vestida de jumper azul, zapatos negros y calcetas blancas de mil rayas, ella despechugada como siempre y enseñando los hombros, riéndose como si nadie la escuchara, después de susurrar algo que sólo entendía si lograba leerle los labios… y  ella, invariablemente, enfatizaba poniendo los ojos en blanco… y se le extraña hasta en la más simple de las anécdotas, hasta en el más intenso final de la historia que me quedé por contarle.

lunes, 5 de julio de 2010

Ojos verdes


Lo vi en primavera con una camisa a cuadros y jeans, siempre traía la mirada baja, estaba en medio de la plaza como si fuera ajeno, como si viviera en un mundo paralelo que lo mantenía al margen de los demás mortales. 
“El patrón” me dijo su empleada, ya que debido al aburrimiento de la tarde, la chilanga me hizo plática. Era una chica agradable con acento defeño, me platicó que el papá de “el patrón” vendía antigüedades en galerías del DF y a tianguis dedicados a eso, estaban probando el mercado en Puebla. Con ella hable como ocho días después de haber visto al susodicho por primera vez, fue justo en esa conversación que me enteré que él hablaba un español extraño, porque se acercó a hablar con ella, y le tenía que hablar lento para que la entendiera... Ese día me lanzó algunas miradas nada indiferentes a las que correspondí, parecía un chico serio hasta entonces, solo me veía de lejos y no se acercó para nada, hasta el siguiente día.
Era domingo, y la luz del sol le daba un acento especial a la situación, mi papá intentaba negociar con él y con los empleados unos muebles que “me gustaron mucho”. Estaba sentado en pleno sol con una lap blanca en las piernas, de pronto, casi accidentalmente cruzamos las miradas y como iluminado por quiensabequecosa me sonrió discreto. Es un chico de cabello castaño claro, ojos verdes, y rasgos imprecisos, al principio yo pensé que era mexicano y después estaba segura de que era gringo… hasta hace algunos meses supe que es hijo de una alemana y un mexicano, pero por alguno marciana razón que desconozco nació en Gringolandia, vive a un par de horas de Chicago.
Aparenta más edad ,pero es solo unos meses mayor que yo, ese día fui de en medio de la plaza a la Galería de mis padres, nos habíamos visto fijamente tantas veces en el día que nos resultaba complicado no sonreír, seguro que me puse de mil colores y de nervios me quería reír de todo , entonces yo iba caminando y él caminó de frente hacía mi, cuando estuvimos a medio paso de distancia, me enseñó un papelito que sostenía con los dedos mientras me sonreía sin dejarme de ver a los ojos, capté de inmediato el mensaje, porque yo llevaba otro papelito doblado en la bolsa de mi falda donde había escrito mi correo, fue cosa de unos segundos en los que el corazón se me disparó de nervios, seguí caminando y sin ver metí el papel junto al que yo había escrito, cuando supe que no me veía lo desdoble ; vi su e.mail y su nombre escrito en tinta azul. Él entonces estaba guardando todo lo que habían traído en una camioneta que parecía casa rodante, me acerqué a Diana, la empleada, y a mi mamá que entonces estaban platicando sobre los muebles que querían comprar, no sé si alguien habrá notado cuando él se acerco y yo le extendí mi papelito… Me sonrió con una naturalidad que siempre me ha gustado, es de sonrisa sutil y perfecta, como si la hubiera medido cuidadosamente y de una espontaneidad que contrasta.
Ya había guardado sus cosas y entró a hablar con mi papá que me daba la espalda, mientras él quedaba frente a mí… Mi papá habló, habló y habló… a veces él asentía con la cabeza y me miraba, hasta que estuvo a punto de reírse mientras mi papá seguía hablando serio y solo, porque estoy segura que él apenas entendió unas oraciones. A él lo esperaban en la camioneta, y cuando me miraba hizo un ademan para que me acercara. “¿vas a venir la próxima semana?” fue lo único que me dijo y se despidió, empezamos a chatear al día siguiente él ya estaba en el DF, me contó varias cosas, hasta que a media semana cuando a medio segundo de conectarme escribió “malas noticias” “mis padres llegan en la noche y mañana temprano regreso a Estados Unidos” y no lo volví a ver.
El encanto se fue, me escribió cosas como: “espero no estás enojada conmigo” “muy bonita” “te voy a dar un beso” (y abria la boca de sorpresa ante mi negativa), “te veo pronto, i wish” “ven a visitarme”… Así es, el chico de los ojos verdes que colecciona gatos gordos, se sonroja cuando ríe, vive al norte y a veces hace el favor de escribir “Voy a México”, aunque no lo vuelva a ver.

sábado, 10 de abril de 2010

Azul y naranja



http://www.flickr.com/photos/paco_calvino/2048517148/in/set-72157610087509356/

Hoy lo vi corriendo entre la plaza… playera naranja y jeans, esa forma de vestir que ha tenido desde siempre. No sé cuando lo vi por primera vez…  él tenía quizá unos catorce, pero no había en mi  mente ni media idea  de la inicial de su nombre. A veces le invente uno. Hoy lo veo y no logro entender porque me fije en él, puede que con el tiempo  haya cambiado.


Los fines de semana lo veía, traía el cabello a la altura de la barbilla y sonreía, vestía y aun hoy viste con colores de playa, mi azul favorito, un naranja intenso y a veces de blanco.


Quizá era una de esas personas que están marcadas en el destino, que tienen paso obligado por la vida de uno… por coincidencia nos fuimos acercando poco a poco sin cruzar palabra, nos resultaron conocidos en común de un momento a otro… Pero no fue así que hable con él.


Un día caminaba sola por una calle que hasta hoy es parte de mi camino común, no recuerdo porque motivo volví la cara, y él estaba justo detrás de mí. Tenía 13 y él 15, lo sé porque hizo 2 preguntas “esenciales”, para iniciar conversación;  Nombre y Edad. Su mamá observaba desde la puerta de los departamentos donde solía vivir.


Lo que siguió fue el número de teléfono, creo que fue en ese mismo año que me regalaron mi primer celular, era de tamaño promedio, es decir enorme para el día de hoy. Un Motorola plateado de ligas intercambiables con colores vivos, casualmente azul y naranja. Recuerdo con precisión que llamó el mismo día solo unas horas después de habernos visto.


 Aquellos días los recuerdo con el cariño especial que ya no le tengo a él, quizá  porque fue mi primera “cita”,  el primer “novio”, el primer beso, o el único chico que me esperaba y veía con una ternura digna de los 15 años, misma que se pierde conforme la adolescencia va pasando.


La primera vez que salimos la recuerdo con un sudor intenso en mis manos, con la lengua atolondrada de no tener un poco de noción de las palabras que tenían que salir de mi boca, fueron como dos horas… y así pasaron muchos días de vernos cada tarde, quizá un par de meses, hasta que por teléfono intentaba decirme lo que yo sabía de sobra. Me parecía divertido fingir demencia cuando intentaba que yo adivinara sus pretensiones conmigo, así pasamos horas al teléfono… él daba señales y yo me hacia la despistada.


Era claro que me agradaba, lo veía jugar fut en el parque con un playera ¾ del Italia, a veces jugamos a las escondidas con sus primos, a veces intentaba enseñarme kick boxing. Quería ser su novia, pero no tenía idea de “eso” como para qué servía, así que le di largas…  casi eternas.


Hasta que un día tomé la decisión, le dije el Si tan esperado…  y nada cambió entre nosotros;jugamos escondidas, caminábamos, seguíamos a su hermano que tenía un negocio de tatuajes a todos lados, veíamos alguna película, pasamos algunas tardes juntos, platicábamos quiensabeque. Me volví casi su hermana en el momento en el que su mamá se encariñó conmigo, iba por mí para ir a hacer  compras, para invitarme a comer a su casa, para peinarme, para que los acompañara a dondesea… es que no él no tenía hermanas.


El día que terminamos me sentí muy triste y deje de verlo casi por evasión y decisión propia, porque hasta hoy nos topamos seguido por la calle. Hasta que un día su mamá en tan acostumbradas visitas volvió para invitarme a su casa, aunque yo creo que fue para interrogarme y hacer labor por su primogénito, insistió varias veces hasta que logró convencerme, fue así que volví a verlo y fue así que regresamos… otra vez como al principio insistió, y otra vez un día me levante decida a decirle que sí, y así como me había buscado fui a la tienda para verlo, y lo ví en la esquina para decirle que sí con determinación. Me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Soñó demasiado con jugar futbol profesional y por sus entrenamientos casi no lo veía, la situación empezó a aburrirme, daba igual ser o no ser.  Lo había pensado bien y no veía demasiada diferencia en ser su novia o no.


Ese día lo vi llegar con una gorra y con una hoja en la mano, no imagine que había en el papel y yo estaba más segura que nunca de lo que tenía que hacer... lo corté. Él lohabía hecho antes conmigo y no me sentí mal por él porque para mí nula experiencia en amores el niño estaba en una postura de comodidad e indiferencia que me aburrió y por eso no logro entender  cómo llegó a la conclusión de que yo con catorce años era el amor de su vida, según el dibujo que me dio ese mismo día y que quiso que viera a solas.


Después de esa noche nos volvimos muy buenos amigos, aunque él, pasado el tiempo quería volver, yo no lo descarté, pero simplemente ya no sucedió… fue una temporada corta quizá año y medio en la que fuimos muy buenos amigos, salíamos de nuevo, platicábamos… sobre todo cuando vino una noticia que le puso el ánimo en el suelo, algo había en su corazón que tuvieron que operarlo, se deprimió mucho porque ya no habría más futbol … su mamá fue a verme para que lo sacará de su casa y se distrajera y así fue, lo ayude a comer helado para el desanimo, y él hizo su último intento por volver conmigo, pero además de parecerme inoportuno empecé a verlo como un buen amigo.


Hoy lo vi corriendo entre la plaza como un loco, me reí… luego se detuvo en la esquina y me sonrió, y empezó a correr de nuevo en sentido contrario, la razón era una chica de cabello negro y largo alejándose de él, su novia. La escena me pareció tan tierna, que espero que lo hayan perdonado y es que hoy después de algunos años no lo vi tan engreído.


sábado, 23 de enero de 2010

Margarita


Una mañana de Enero el teléfono sonó. Mi madre atendió aquella llamada que no duró casi nada y que anunció su muerte. Son pocos los recuerdos que tengo de ella, tengo unos claros y otros perdidos como en niebla, esa niebla que siempre se hizo presente en el pueblo cuando la visitábamos.
La bisabuela era menuda, cabello largo cano en una o a veces dos trenzas, su carácter fuerte y bien esculpido por los años resonaba con su voz. Se sentaba en algún umbral de las puertas que están en fila en la casa del pueblo, cuando aun había flores de muchos colores en el inició de la tierra de enfrente, tenía varias gallinas y sacrificaba alguna para dar de comer cuando había visitas de la cuidad, porque visitas del pueblo nunca le faltaron. Hace poco más de un año supe por mi abuelo, es decir su yerno, que la bisabuela decía que cuando el fuego prendido en la cocina tronaba era porque alguien iba a llegar, por tanto sabía de nuestras visitas antes de vernos entrar. Se poco de ella, cosas que he oído y no sé si son ciertas. Y es que al bisabuelo lo encontraron muerto en el rio, eso dicen, dicen que se ahogó o que lo mataron y no sé de donde ni de quien escuche que ella tuvo que ver en su muerte, quién sabe. La abuela tuvo la entereza que a varias mujeres de la familia aun nos falta. Se casó dos veces y no sé cuántos hijos tuvo, pero vivieron seis y seguro que hizo de ellos hombres y mujeres de bien, de “bien” como el común denominador de las personas que se casan y tienen hijos. Nunca la vi devastada, nunca la vi sufrir por un hombre supongo que porque cuando la conocí los dos hombres de su vida ya habían partido hacia… otras vidas.
Sobra decir que desconozco detalles de su vida, pero me gusta imaginarlos, me gusta imaginar cómo conoció a su primer marido, mi bisabuelo, al que no conocí, pero supongo murió joven, creo que era español, creo que era criollo o tal vez refugiado o algo así, solo lo he visitó en una foto que supongo es la única que existe de él, por eso se que a él se debe la nariz de varios miembros de la familia incluidos mi padre y hermano mayor… Ella hablaba a la perfección náhuatl y español. Mi padre a veces la recuerda en las comidas de mi madre y dice: “Mi abuelita nos hacia esto o aquello”.
No sé de qué enfermó la bisabuela, yo era todavía pequeña, pero lo trajeron del pueblo a vivir un tiempo a mi casa y después a casa de la abuela. Nunca la vi devastada, solo cansada cuando la muerte se le estaba aproximando por eso creo que era una mujer fuerte. En la casa solo tengo un recuerdo borroso de ella callada e inmóvil en el sillón, lo demás son recuerdos en imagines pegadas a mi mente, donde ella estaba acostada en una cama o una silla de ruedas tomando el sol, no sé cuánto tiempo estuvo así, casi ya no se movía.
Después la llevaron de regreso al pueblo, recuerdo que hablaba de cosas que veía y que los demás no. Era que la muerte ya le estaba haciendo malas jugadas y por eso veía cosas. Ella murió allí en el mismo lugar en el que está en mis primeros recuerdos. Ella estaba cansada, eso creo yo, pero no podía desvanecerse en casa ajena, por eso ya en su casa fue que dejó de respirar. Nos despedimos de ella una mañana de Enero, la vistieron de un morado como el de Semana Santa satinado, fue la primera y última vez que vi a un ser querido en su ataúd.