sábado, 27 de noviembre de 2010

Tú... (Que sabes que estoy hablando de ti)


Su sonrisa contrasta con su mirada es como si cada vez que sonriera se le asomara un poco de inocencia… es tierno, o fue tierno aunque haya quien no lo crea. Seguro que a veces, muy pocas veces también su mirada contrasta con su voz gruesa.

Julio estaba a punto de llegar a su fin. Era el cumpleaños de uno de mis amigos, quizá el destino, si es que eso existe nos puso allí en el mismo lugar; ni la decidía, ni el sueño, ni la lluvia, ni el frio, ni el pantalón que se me caía me hicieron quedarme en mi casa o ir a cenar con mis papás como en cualquier otro sábado. Aunque mis ganas de ir tampoco eran sobresalientes. Solo sé que tenía que estar ahí. 

Un amigo (johny) que hace tiempo no veía llegó a la reunión con sus amigos, eran 4 aparte de él. De inmediato reconocí a uno de ellos, hacía meses me había agregado al Facebook y no sabía que precisamente compartíamos esa amistad.

Lo reconocí por sus fotos y él a mí… Me pase el tiempo con unos amigos y esa noche fue todo, nos despedimos con un beso en la mejilla mientras me hacía notar con una sonrisa que sabía quién era yo. Nunca pensé, por lo menos en ese momento, que ese chico con pinta de rocker y partemadres se interesará en mí. En mi que había compartido aula con uno de sus mejores amigos, que era la “tierna”, la pequeña del salón, la bien portada ja! , a simple vista y en resumen lo opuesto a él. 

Las conversaciones por chat empezaron a surgir esporádicas y la verdad me sorprendía bastante su forma de ser y ciertos aspectos de él, su gusto por la música cristina, su supuesto desinterés por casi todas las mujeres, (sin que se preste a malas interpretaciones, en el buen sentido de la frase) me refiero a que a veces no las toma en serio y lo acepta, sin embargo nunca me sentí una de ellas … Johny, el amigo que compartimos hasta ahora me invitó a una fiesta, insistió en que fuera por que sus amigos, habían preguntado por mí. Fui un poco por curiosidad y otro poco por ver al chico del Facebook… he de confesar. Ese día lo vi, se portó amable como siempre, atento… y después desapareció con una mujer de minifalda. 

Pasaron como tres meses y continuaron las conversaciones de respuestas monosilábicas y de no más de 5 líneas, no me importaba en realidad. 

En Octubre, con un concurso de bandas de rock empezó todo… por una conocida en común supo que me gustaba la fotografía. Dada la situación me invitó al concurso y me dijo que le encantaría tener un par de fotos de su grupo tomadas por mí. No me molesto la idea y fui con un par de amigos de la universidad que además por obvias razones son amigos de Johny.

El concurso lo ganaron ellos, así que lo que siguió fue ir a la casa de uno de los chicos. Primo de él. Qué además vivían en el mismo lugar. Una casa que no me imaginé que llegará a gustarme tanto en tan poco tiempo; por el papel tapiz, por el refrigerador cincuentero, por los álbumes familiares, por el material fotográfico de su mamá… en fin. 

Al principio, ese día en especial apenas podía mantenerle la mirada, me hacia un manojo de nervios, sin tener ni media respuesta, ni un atisbo de frase para iniciar una conversación, ni para que estuviera a medio metro de mi, sin sentir que me hacia una nada.

Él en si es imponente… un tipo alto de piel blanca, barba y cabello negro que lo hace parecer de unos cinco años más a los que en realidad tiene, de espalda ancha y hombros altos, que me abrazaba a modo de saludo al tiempo que me sonrojaba y dejaba sin una palabra coherente. Amable y bien educado, “educado a la antigua”, de los que te abren la puerta y te cuidan. A veces me recordaba una película donde una mujer hace un hechizo para solo enamorarse de un hombre con un ojo verde y uno azul. Él insistía en hacerme notar como uno de sus ojos era de un café más claro que el otro.

Sus mensajes al celular después del día del concurso me robaron el pensamiento, los mensajes como otras cosas también contrastaban con lo que yo creía de él al principio y me agradaba.
Siguieron algunas salidas, una película que yo sola, por iniciativa propia jamás hubiera ido a ver, y un par de conciertos a los que él seguro en otra situación jamás hubiera asistido.

Así fue sucediendo poco a poco… el día de su cumpleaños tuve la idea de hacer algo que simplemente me nació, muy a pesar de la inconformidad de mi amiga, era simple hacerle un regalo, lo pude a ver hecho en cualquier otro momento a cualquier otra persona, pero ese día aunque no fue un regalo espectacular, nada fuera de lo común lo especial es que ese regalo lo disfruté sin duda más que él. Casi provocó quemaduras en mi amigo que detenía el pastel con las 23 velitas afuera de la casa de mi perdición. El mini pastel estaba a punto de convertirse en antorcha y mis amigos a punto de mandarme lejos con todo y mis cursilerías.

Las cosas entre los dos empezaron a ser mágicas, he de reconocer que conmigo y para mi, él no fue ordinario… Fueron varias las tardes que salimos y en las que las ganas de besarnos fueron grandes... y no pasó nada.

Las conversaciones por chat se alargaban hasta la madrugada e invariablemente despertaba pensándolo.

Hubo una semana en que no nos vimos, por decisión de él, pero yo no lo sabía, quiso ponerse una prueba para ver si me extrañaba. Aunque esa “prueba” no sirviera de nada, así es de voluble “el amor” o esta cosa muy parecida. Al cabo de la semana nos llamamos y dado que los dos saldríamos de antro acordamos vernos. Esa noche, ese instante de segundos en el que yo lo vi al llegar, lo tengo guardado en una imagen donde todo alrededor se cógela y gira. Pienso que los dos sentimos algo muy parecido y por eso un día después me pidió que fuera su novia, recargado en la barra de la cocina de mi casa… 

Creí tanto en él, que solo de recordarlo el corazón se me hace pequeño. Solo podría medio describirlo, basándome en un segundo… “Es sentir la seguridad más grande al verlo a los ojos” no sé por qué.

Un día de Febrero, me fui con él y su banda a un lugar donde parece que puedes alcanzar los volcanes con la mano, con música que terminó por gustarme y una sesión de fotos que valió la pena, ese día fue uno de esos en los que sientes que nada importa.
Hubo varias canciones, un par en especial que se clavaron en mi mente en esos días, en esos meses que apenas nos duraron nada. Hubo además una fecha trillada increíble tal vez a propósito, por mi culpa, una cena el 14 de Febrero, hay partes de ese día que prefiero omitir aunque al final todo haya valido la pena. 
 
Todo terminó un día de marzo como terminan todas las cosas en la vida, no hubo muchas explicaciones, tampoco es que las necesitara, solo quería algo definitivo que la verdad para mí en ese momento, lo que menos fue, fue definitivo. El terminó conmigo con ciertas dificultades, por un medio poco conveniente, pero en el preciso momento, justo cuando yo estaba a punto de “perder” o quizá “perdiendo”. (En realidad no siento haber perdido nada). Con un montón de dudas que quizá inventé para no ser drástica, para suavizarme a mi misma las cosas. 

Me hice de letras y letras de un par de cartas que no entregué y la incertidumbre que uno guarda más por consuelo que por incertidumbre…. Junto con algunos frasecillas que me dijo después de terminar… Varias veces intenté sacarle la declaración de un sentimiento definitivo que doliera o que diera consuelo, pero terminaba confesándome antes de sacarle algo.

Hace unos días iba en el coche, con unas amigas, ya de madrugada y lejos de mi casa, borracha de sueño, solo de sueño aunque no lo crean. Me despertó la música con él en la mente, sin detenerme a pensarlo le marqué y dejé que la canción terminará, cante, cantamos, mis amigas y yo como nunca (juro que no acostumbro a hace ese tipo de cosas), una canción que le dediqué. Seguro pensó que estaba borracha, que estoy loca, obsesionada, no importa, es lo de menos. Después de gritar, de berrear tanto sé que de ese asunto y de mi parte ya todo está dicho. 

A casi un año, antes de que cambie de opinión al respecto de todo. Todo sea por el buen recuerdo.

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