lunes, 8 de noviembre de 2010

Frida


Cuando iba a cumplir 15, hace casi 7, moría por tener un hurón, esos animalitos simpáticos y curiosos siempre me gustaron. Una amiga de mis papás tenía una hurona y casi de ahí vino mi gusto y mi deseo de tener uno. Una de mis tías me pregunto qué quería de regalo de cumpleaños y yo pedí un hurón, antes de mi fiesta, mucho antes, fuimos a la tienda de mascotas. Solo había una, era muy inquieta y no se dejaba agarrar, era pequeñita y de pelo claro con partes cafés oscuro. Me la lleve a mi casa, apenas te acercabas y daba un zarpazo como un  gato huraño, a los días se fue acostumbrando a mí y a mi hermano, más a él que a mí. Frida era inquietísima, me rompió perfumes, tazas, zapatos e hizo guarida en mi colchón,  (y esto no es metafórico)  rasco y rasco hasta que le hizo un hoyo tan profundo que se metía y no podía encontrarla. 

Mis papás me compraron un colchón nuevo y mandaron a hacer una base de cama alta, como de litera pero solo para una cama, para que Frida no hiciera un hoyo al nuevo colchón. 

Mi cuarto dejó de ser mi cuarto, Frida seguía acarreando cosas de un lugar a otro, y también a veces sin querer se le caían mis alhajeros o el reloj de arriba de la tele. El lugar era su territorio.

Entonces mi papá decidió poner un cancel en el hueco que se hace en la escalera, esa era la casa de Frida era grande y yo la extrañaba al principio, entonces bajaba a verla y andaba arrastrando algo, su traste del agua, o su cobija, o a veces dormía. (Los hurones son animalitos muy dormilones), me acostumbré a que estuviera ahí y me duele reconocer que  a veces me olvidé de ella.

A Frida la dejé de sacar a pasear un día que volvíamos a la casa y notamos (mi hermano y yo) que le costaba respirar y estornudaba, nunca se había enfermado, por suerte en el fraccionamiento había un veterinario especialista en fauna exótica, papá de un amigo de la primaria, que nos atendió a pesar de la hora. Él le salvo la vida, con una inyección que le dolió mucho, me recomendó envolverla bien y poner agua caliente en botellas cerca de ella para que no se resfriara (más).
La segunda vez que se enfermó, fue cuando una conocida me encargo por varios días a un hurón llamado Hershie, él aun era bebé y creo que a Frida no le pareció buena idea tenerlo de compañero, era un hurón bastante obeso, se veía sano, pero Frida  se enfermó y bajo de peso, la llevamos a un veterinario y se recuperó cuando le suspendimos la medicina que nos mandó. (Por donde vivo no conocía otro veterinario confiable, y el papá de mi amigo se había mudado, nunca supe a donde).

Frida nunca fue como los demás hurones que yo veo a veces en la calle y están quietos, a veces en una bolsa de mano o caminando con una correa, creo que era claustrofóbica como yo, y estaba muy loca, brincaba en exceso, si la tocabas empezaba a brincar y hacer ese ruido como de patito de hule en cada brinco, si la ponía en una mochila, o una bolsa más tardaba en meterla que en lo que ya estaba afuera intentando alcanzar el piso, la correa simplemente no se la ponía porque empezaba a darse de vueltas para zafársela  y fui incapaz de obligarla.

Frida vio desfilar por la casa, cuatro perros de los que solo nos queda uno, dos iguanas una murió y la otra despareció misteriosamente, ya que por su tamaño no era una cosa que pasara desapercibida.  Schubert, el único perro que teníamos cuando ella llegó, la respetaba bastante, era un Airedele Terrier algo grande y bravo, pero a Frida apenas si la tocaba, ella lo mordía y se colgaba de su barba y él solo la tocaba con su pata como si se le hubiera parado una mosca. A Schubert  se lo robaron, yo estoy segura de quien fue, pero mi hermano por alguna marciana razón no quiso reclamarlo. Cuando llegó Fergie tiempo después, una perrita de un par de meses que parecía un panda bebé la correteaba, pero Frida se metía bajo algún mueble y no entonces ya no podía alcanzarla. Danna nuestra perrita actual (un pastor inglés) tiene la espantosa maña de molestar a los animales pequeños, yo creo que quiere jugar con ellos, pero sus patas enormes terminan por matarlos, siempre le advertimos que con Frida no jugara, que no la molestará que no le hiciera nada, un par de veces Frida se salió al patio por descuido y Danna solo la veía o la olía y si Frida corría hacia ella Danna huía como si Frida pudiera comérsela. 

Hace casi un año, le descubrí una gotita de sangre en el dorso, al final de su espalda, pensé que Browni, el cachorrito de mis primos, la había mordido mientras jugaban, pero no fue así con los días note una como bolita, y la lleve a otro veterinario, novato,  que le puso una pomada y unos líquidos, después de unos días la cosa desapareció y de un día para otro apareció y cada vez era más grande, fue así como todas las recomendaciones nos llevaron al mismo veterinario, que además está cerca de la casa. Él la operó y la dejo tan bien que realmente me sorprendió, Frida se recupero muy rápido y andaba  feliz, hasta hace unos días que llegué a mi casa en la noche. Me sorprendió ver su trastes de agua y de croquetas casi llenos, cuando supo que entré a su cuarto, salió de su caja de madera, como mareada, como cuando apenas despertaba después de la anestesia el día de su cirugía, le di un trozo de plátano que se comió y caso a fuerza unas gotas de agua con mis dedos, un amigo me dijo que la miel reanimaba a sus  perros y como no tenía miel le di un trocito de dulce que también se comió, de pronto volvió a salir corriendo y después la deje para que se metiera a dormir, era muy tarde para ir al veterinario. 

En la mañana busqué al veterinario y tardé como 5 horas para encontrarlo pero Frida estaba hecha un trapo. Había oído de hurones que entran en Shock y convulsionan, pero a Frida nunca en sus casi 7 años le había pasado. Así llegó al veterinario la llevaba en la mano, solo sentía su corazón y que respiraba pero ella no se movía, el veterinario la revisó y le puso tres inyecciones, me dijo que la mantuviera caliente con botellas de agua, como cuando se enfermo la primera vez, así hasta que saliera del schock le daría suero oral y unas proteínas para que se recuperara, en la noche le empecé a dar el suero con una jeringa parecía que todo estaba bien pase la noche al pendiente y en el día mi hermano se encargó de ella, está noche, hace unas horas me levante a calentar más agua, una hora antes le di un poco de alimento y se quejaba un poco, cuando comió se quedó tranquila o eso pensé, me dormí una hora, fui por el agua caliente, y cuando regresé la revisé, noté que no respiraba fuerte como lo había estado haciendo desde un día anterior, pero su corazón tampoco latía, no sé si yo tuve la culpa, dice mi hermano que se atragantó con la comida, o no sé si ella se quiso morir porque estaba sufriendo. Me tranquiliza un poquito que se murió junto a mí y no solita en su casa.   
Friducha te vamos a extrañar.

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